“ERRORES ESTÚPIDOS” QUE HAN PASADO DESAPERCIBIDOS DURANTE DÉCADAS.

Error #4: Necesitamos desayunar para recibir energía

Ruego al lector que haya oído esta frase muchas veces y que crea que es cierta que revise el siguiente artículo, escrito por la Dra. Daniela Jakubowicz (endocrinóloga), repetido y aplaudido por más de mil (1.000) páginas especializadas en la web.

Este artículo que parece tan atractivo, escrito por una endocrinólogo y que ha sido tan elogiado por cientos de expertos en todo el mundo está basado en “ERRORES ESTÚPIDOS” y falsos conceptos que conducen a conclusiones equivocadas. Que un endocrinólogo se equivoque es algo muy grave pero que lo acepten y alaben cientos de “expertos” durante más de 6 años es mucho más grave y nos indica la increíble confusión de ideas que padecemos.

Esta verdadera “antología del disparate” proviene de un libro titulado “Ni una dieta más” y lleva circulando por internet desde el 2006, con una aceptación unánime. Esto es lo verdaderamente “alarmante”.

Parece una explicación para un niño de 5 años, pero ni así sería aceptable, porque PARTE DE SUPUESTOS FALSOS y transmite la idea absolutamente equivocada, de que “nos levantamos sin reservas de energía” y que “lo que necesitamos por la mañana es combustible”, cuando la realidad es todo lo contrario. “Nos levantamos por la mañana totalmente descansados y con las reservas de combustible plenamente recargadas durante toda una noche de descanso y recuperación”.

Empieza por decir “ya hay que levantarse y nos comimos todo el combustible”. Esto es absolutamente falso, nuestros depósitos de combustible (glucosa y glucógeno) están a tope tras 8 horas de descanso.

Sigue diciendo “sólo hay glucosa en sangre para unos 15 a 20 minutos, nada más”, también absolutamente falso. El nivel de glucosa en sangre es el mismo a cualquier hora del día o de la noche, es una constante del organismo (como la temperatura).

Sin necesidad de ser ningún experto, cualquiera que se haya hecho un análisis de sangre sabe perfectamente que tras 12 horas de ayuno nuestra glucosa sigue estando entre 80 y 90 mg/dl., como en cualquier otro momento del día o de la noche. Por eso digo que “es un error estúpido”. ¡¡Es absolutamente falso que haya menos glucosa en sangre al despertarnos!!

Tampoco las reservas de glucógeno hepático y muscular se encuentran casi agotadas, sino todo lo contrario. ¡¡Se han ido recargando cómoda y lentamente durante el descanso nocturno!!

Las conclusiones de esta endocrino hacen suponer que nos bastaría con ingerir algo energético (azúcar o carbohidratos) para estar bien alimentados, uno de los “errores básicos” que denuncio en mi libro ISODIETA.

Lo que verdaderamente necesitamos nada más levantarnos (y ella no lo dice), es proporcionar a nuestras células los elementos químicos que necesitan para regenerarse lo mejor posible, PROTEÍNAS Y GRASAS, los “nutrientes esenciales” componentes químicos de todas ellas y que necesitamos recibir, de forma continuada, a través de los alimentos.

Ni las proteínas ni las grasas pueden ser guardadas o acumuladas, a las 4 horas de ingeridas, ya no quedan aminoácidos ni ácidos grasos circulando por nuestra sangre. Es evidente que de los nutrientes esenciales que pudimos ingerir con la cena, a la mañana siguiente ya no queda absolutamente nada. Esto es lo que nuestro cuerpo necesita a la mayor brevedad posible, no combustible.

El desayuno es importante, pero solo si es verdaderamente nutritivo

El desayuno es muy importante pero solo si es “verdaderamente nutritivo”, con la cantidad adecuada de proteínas y grasas. El desayuno tradicional cargado de dulces y carbohidratos es aún peor que no desayunar, no nutre ni regenera nuestras células pero nos sobrecarga de un combustible innecesario que se acabará acumulando en forma de grasa.

Una vez comprendido este “error estúpido” que ha pasado desapercibido durante tanto tiempo, comprendemos perfectamente otro “error estúpido” constantemente repetido y generalmente aceptado, el de la frase que dice: “Desayuna como un rey, almuerza como un príncipe y cena como un mendigo”.

Los que aceptan, sin ponerse a pensar, esa absurda recomendación demuestran desconocer completamente que nuestras células requieren nutrientes esenciales, las 24 horas del día, para lograr una regeneración óptima. Si decimos que el desayuno es muy importante porque ya no quedan en sangre esos nutrientes, no tenemos más remedio que admitir que igual de importante es la cena porque después vamos a pasar 8 horas sin ingerir alimentos.